Las manos en la masa.

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Si, como les contaba. La primera vivencia directa fue la Pasta OZ.

Es increíble como algo que parece tan básico pueda tener aplicaciones tan diversas. La experiencia en taller I en los comienzos me parecía sin sentido, pasábamos horas mezclando Pasta OZ (cemento blanco, pasta muro, hidrófugo y colafría) con diferentes materiales que nos ayudaran a conocer las propiedades que esta pudiera tener. Hacíamos muestras, que luego de ser terminadas se analizaban para ver el resultado.

Estos cuadritos a mi parecer no tenían mucho sentido, grande fue mi sorpresa cuando al terminar el taller descubrí todas las posibilidades que este material ofrecía. Pasamos horas tratando de encontrar las mejores formas de hacer las matrices, los colores, eliminar el aire que pudiera tener por diferentes métodos (algunos se veían tan arcaicos junto con todo lo que nos rodeaba) y finalmente la entendimos, le dimos valor... la manejábamos.

Un desafío sorpresivo golpeó nuestras puertas al presentarse la posibilidad de diseñar los que sería los principales contenedores de la FONDESIG. EL primer encuentro con la realidad, nunca habíamos diseñado algo que luego de realizado se viese en acción.

El diseño debía poseer características específicas "rustico, con los colores típicos". Luego de realizados los proyectos de los diferentes grupos, nos dimos cuenta de que aunque la apariencia del diseño estuviera acotada, para todos tenía una interpretación diferente. Fallamos en eso la primera vez, pero bueno, no hay primera sin segunda ¿verdad?, finalmente logramos el objetivo y aunque no lo tuvimos para la puesta en acción pudimos ver como se trabaja realmente en conjunto.

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